A pesar de que  las reformas borbónicas fueron intensificadas, estas mismas no siempre  beneficiaron a los indígenas yucatecos,  fueron  observadas siertas problematicas durante la visita de Fray Antonio Alcalde, decía que  en Tabasco había observado varios incestos entre padres  e hijas, en Yucatán se tomó la medida de al indio o india que enfermaba  era llevado a la casa real para que tuviera asistencia médica y  espiritual, la evangelización tuvo bastante auge,  también hubo desarrollo demográfico  y agrícola,  se  ocuparon bastantes porciones de terreno para estos trabajos, también el  ganado y los ranchos de cultivos comerciales, este desarrollo no afecto  por completo los cargos tradicionales existentes en las comunidades  mayas, aunque se dio el abandono de pueblos ocasionado por los trazos de  coyuntura y se adquirieron tintes dramáticos en tiempos del gobernador  Antonio de Figueroa y Silva, inclusive se realizó un informe de consulta  de Consejo de Indias al Rey, en este se se trataba  la existencia de pueblos en los  que solo quedaba el Cacique y unos cuantos servidores, despues se  manifestaron en una representación que los ministros del juzgado de  indios hicieron al Rey los motivos del abandono de los pueblos por parte  de los indígenas, en resumen se pueden mencionar el poco amor al  trabajo, así como quitarse las presiones de las que  eran objeto por parte de las autoridades de los pueblos. También podemos  mencionar diversas normas legales con el objetivo de procurar y  asegurar el trabajo de los indios, hay una situada en 1800 en contra de  la vagancia y otra de 1808 acerca de la obligatoriedad del cultivo de  maíz, y también la instrucción sobre el trabajo de los indios del 31 de  enero de 1807.
La encomienda evolucionó como  una clase de tributo que el rey cedía a sus súbditos, es lógico que una  institución como esta no podría sobrevivir, el primer decreto de  extinción de las encomiendas se promulgó el 23 de noviembre de 1718,  aunque 2 años después se exceptuaron las provenientes de un trabajo  personal de indígenas. Finalmente el 27 de septiembre de 1721 se reitero  la incorporación general de las encomiendas a la corona, aunque  volviendo a Yucatán, está quedó eximida de estás normas de carácter  general, volviéndole a su gobernador la facultad de encomendar,  inclusive se puede mencionar que el número de indígenas situados en  encomiendas particulares superaba notablemente a quienes estaban en una  Real Hacienda, en abril de 1786 se publicó en Yucatán la Real Cédula de  16 de diciembre de 1785, la cual hacía desaparecer a las encomiendas  aunque para ese momento ya no quedaban muchos encomenderos en Yucatán,  estos mismos encomenderos consiguieron la expedición de una Real Cédula  fechada el 20 de agosto de 1794, esta satisfacía sus demandas aunque no  estimaba la cantidad del pago correspondiente a los antiguos titulares  de las encomiendas, a pesar de todo la figura del encomendero fue vista  con recelo por parte de los indígenas aun en tiempos del primer régimen  constitucional español , inclusive Bartolomé del Granado Baeza cura de  Yaxcabá  decía que muchos  indígenas manifiestan inclinación y afecto a los europeos y americanos  de quienes no han recibido agravio alguno, pero aquellos que si han  abusado los miran con aversión y desafecto, ya que a estos era a quienes  los indios les pagaban el tributo. Se menciona también que en tiempos  del primer intendente de Yucatán Lucas de Galvez y Montes de Oca, el  cargo de protector de los indios fuera dado a Luis Tello, que por su  carácter de encomendero no podía estar en contra, aunque se logró la  exención de la servidumbre y de los trabajos forzosos por parte del  obispo Juan Gómez de Parada, posteriormente y en consecuencia de que las  tareas agrícolas estaban abandonadas hubo una crisis de hambruna en  1725 y 1726 y por medio de los ayuntamientos de Mérida, Valladolid y  Campeche se consiguió que los indígenas retomaran el trabajo del campo  aunque con algunas restricciones, a mediados sel siglo XVIII los  beneficios que el gobernador de Yucatán obtenía eran tantos que le  permitía duplicar su sueldo. Piña y Mazo titular de la diócesis entre  1780 y 1795 denunció ante el rey los abusos que sufrían los indios a  consecuencia de los repartimientos de patíes y cera.
Abolido  el sistema de las encomiendas, el 4 de diciembre de 1786 se discutió  acerca de la situación de los tributos indígenas, el cual se obligo a  todos los indios, negros y mulatos de entre dieciocho y cincuenta años,  sin importar su estado civil, el destino de este tributo era en su  mayoría para la corona y para los funcionarios. Este tributo fue  suspendido por Real decrete el 26 de mayo de 1810 a causa de las  intenciones anexionistas de Napoleón, aunque este mismo tributo se  mantuvo para las castas, diversos problemas se suscitaron a raíz del  movimiento independista de Miguel Hidalgo en 1810, lo que provocó que el  gobierno español diera retorno a las prescripciones que se tenían en  1808. En Yucatán muchos problemas en la administración pública  originaron que el entonces gobernador Manuel Artazo y Torredemer,  obligara a los indios a pagar como contribución de carácter provisional  la cantidad que se aportaba antes de la suspensión del tributo en mayo  de 1810. Ya en 1820 y retomada en vigor la constitución de Cádiz se  siguió cobrando la contribución en Yucatán, y esta misma fue  incrementada cosa que fue denunciada ante el rey por Juan de Dios  Gutiérrez protector de los indios, posteriormente el cargo de defensor  de los indios fue suprimido, a lo que Juan de Dios reclamó que existiese  un cargo que realizara las funciones del protector, propuesta que fue  denegada en 1820, lo que demuestra el ambiente hostil que se tenía en  contra de los indígenas. 
Hacia la tercera  década del siglo XIX en Yucatán se pudo observar la tradición social  basada en las diferencias étnicas, también se menciona en un Memoria de  la diputación de Yucatán, la gran ignorancia por parte del sector  indígena en materias religiosas y morales esto provocado por una pobre  asistencia pastoral a los mayas, a lo que se había dispuesto a cada  parroquia un territorio determinado en el cual todos los fieles debían  recibir la misma atención espiritual,  aunque  en contraste a lo anterior mencionado en Yucatán las parroquias se  habían predispuesto las parroquias para cada clase de feligreses, a lo  que menciona en la lectura que pudiendo vivir en la misma casa las tres  clases de indio, estos serían atendidos por diferentes curas a causa de  su color de piel.
En 1766 se instalo en  México una Contaduría General de Propios, Árbitros y Bienes de  comunidad, mismos que fueron instaurados en Yucatán en 1797, y podemos  mencionar que en Yucatán se concedían ciertas prestaciones como el pago  de salarios de maestro de escuela como algo obligatorio para todas las  cajas comunales. Cabe mencionar también que la fiscalización de los  bienes de los pueblos se dio para proteger a estos mismos en futuras  contingencias, aunque en muchos casos como el Halacho, demostraron que  los pueblos no podían servirse del dinero ganado. Entre 1793 y 1809 la  comunidad de Yucatán dio en calidad de préstamos y donativos la cantidad  445, 165 pesos.
En relación a las cofradías  se menciona que a raíz de la visita pastoral de Fray Antonio Alcalde,  se vigiló mas el funcionamiento ya que estas constituían el capital  eclesiástico, posteriormente se pidieron informes a los obispos  novohispanos acerca de sus respectivas cofradías, aunque en 1781 Piña y  Mazo decide subastar las estancias de la cofradía alegando las sequías y  la irracionalidad de los mayas en cuestiones económicas, esto  constituyó un devastador golpe para las comunidades mayas,  posteriormente se dieron mas asaltos a las cofradías como en 1821 y  cuando se alcanzó la independencia el congreso Yucateco prohibió la  venta de las cofradías.
La propiedad  territorial como se menciona en la lectura fue evolucionando en el  periodo colonial aunque considerando las particularidades de la  península de Yucatán entre las cuales se encuentran la reducción de  los  indígenas a congregaciones, los realengos por la amplitud de la  provincia y su escaza densidad de población, podemos mencionar a  Bernardino de Vigil y Solís enviado en 1710 para acreditar las  propiedades territoriales, esto alarmó a quienes poseían tierras  pertenecientes a la república y a los indígenas, aunque nunca falto la  corrupción, esto ocasionó muchos conflictos, ya que los caciques  defendían sus tierras por que se les veía despojados injustamente de  ellas.
Era cuestión de tiempo para que los  mayas yucatecos estallaran, y ya no quisieran mas cumplir con sus  obligaciones a causa de los inumerables abusos, como lo menciona el  gobernador de Yucatán Adrián Aldave, también se puede mencionar la  rebelión comandada por Jacinto Canek, en tiempos del gobernador José  Crespo y Honorato, esta revuelta comenzó el 20 de noviembre de 1761 y el  14 de diciembre del mismo año Jacinto Canek fue descuartizado, esto  quedaría como un suceso inolvidable para los mayas quienes habían  presenciado hasta la coronación de Jacinto Canek, y posteriormente  verían como iba a ser reprimida su rebelión, Se menciona que Canek  estuvo en el convento franciscano de Yucatán en el cual leyó López  Cogolludo  y así se alentó para  luchar por la libertad de su pueblo, muchos mencionan que esta rebelión  fue mal dirgida por Canek, aunque sabemos que cien años después de la  muerte de este se suscito en Yucatán un movimiento indígena de amplio  calado que tomó a las fuerzas mexicanas mas de medio siglo aplastar, La  llamada “Guerra de Castas”. 
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